Nuevo disco de Bear in Heaven ya en tiendas
Bear in Heaven está integrado por Jon Philpot, Joe Stickney y Adam Wills, tres músicos del sur de Estados Unidos de América que decidieron mudarse al barrio de Brooklyn para continuar con su desarrollo musical y encontrarle a su proyecto el espacio adecuado para crecer en esta competida escena independiente.
Fue en 2007 cuando la agrupación lanzó su primer disco tiulado Red Bloom of the Boom (Exile on Mainstream). Este material definió el fresco sonido con confusas secuencias electrónicas, una poderosa batería e interesantes ritmos. Más adelante, en 2009, Bear in Heaven lanzó su segundo material, Beast Rest Forth Mouth (Hometapes), disco extremadamente aclamado por los medios, el cual les valió el respeto del público y una extensa gira con más de 200 presentaciones, incluyendo una en México en el festival Indie-O Fest en 2011.
Al finalizar el verano, Bear in Heaven regresó a Brooklyn para entrar, por primera vez en su carrera, en un estudio para grabar su más reciente álbum. La banda trabajó más arduamente que nunca. Escribieron y reescribieron sus canciones, trabajaron y retrabajaron sus arreglos, pasando días e incluso semanas para finalizar una canción. Lo que emergió de ese sudor, desveladas y trabajo es I Love You, It’s Cool, un disco tan vívido y visionario que excede todas las expectativas iniciales. En este álbum Bear in Heaven alcanza lo que pocas bandas del circuito hacen con frecuencia: mezclar con soltura una gran variedad de géneros y rincones musicales hasta crear un sonido tan propio como innovador, evolucionado y sofisticado. Eso es I Love You, It’s Cool, un disco integrado por diez canciones, cada una única y particular, pero que en conjunto forman un álbum definido de extremo a extremo. De las canciones que componen el disco destacan joyas como «Sinful Nature», track que cuenta con percusiones colosales y bloques de sintetizadores; mientras que «Cool Light» explota con teclados helados e impecables vibraciones. “The Reflection of You”, primer sencillo del disco, te engacha inmediatamente con su ritmo, e invita directamente a la pista de baile; sin duda es la canción más bailable del disco. Finalmente, en «Kiss Me Crazy», Jon expone una voz más sútil para crear un ambiente más delicado, cedíendole a la batería el papel protagónico de la canción.
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